Yo muchas
"Deberías dejar de comer, que ya has comido bastante. Te lo digo porque te quiero y me preocupo por ti"
"Deberías dejar de fumar. Te lo digo porque te quiero y me preocupo por ti"
"Deberías empezar a estudiar para ese examen que tienes la semana que viene. Te lo digo porque te quiero y me preocupo por ti"
"Deberías dejar de llevar esa ropa. Te lo digo porque te quiero y me preocupo por ti"
Hay dos cosas que me fascinan.
1) Que casi siempre se nos pide que dejemos de hacer algo (en el caso de empezar a estudiar podría haber escrito "deberías dejar de gandulear") para acercarnos a lo que socialmente se entiende que es bueno. Pocas veces se nos dice eso de "Deberías emprender ese negocio que tanta ilusión te hace. Aquí tienes el dinero que necesitas, te lo doy porque te quiero y confío en ti".
2) Que eso de coartar la libertad de la persona querida es una forma muy curiosa de querer, por lo menos desde mi modo de ver. Hay una obra de teatro que viene a llamarse algo así como "Te quiero, ya te cambiaré".
No sé vosotros, pero yo prefiero que no me quieran tanto y que me quieran mejor. Estoy segura que el gordo sabe que lo está, el fumador sabe que fuma, el gandul sabe que tiene un examen la semana que viene y la persona que viste extremada quizás hasta se lo pase bien con ello. Y me parece estupendo. No podemos confundir lo que nosotros haríamos o dejaríamos de hacer con obligar a otros a comportarse según las mismas directrices.
Y en el campo específico del peso, no está de más añadir que este tipo de personas (el perfil "lo hago por tu bien") no hacen sino crear sentimientos de vergüenza alrededor de la comida y de no tener valor en la persona que los recibe. Es justo lo contrario de lo que se necesita cuando estamos intentando convencernos de que merecemos tener el cuerpo que deseamos y estamos haciendo pruebas para comportarnos como si ya lo tuviéramos.
No digo que nadie nos quiera, ni que nadie pueda ayudarnos. Es necesario y positivo relacionarnos con otros y que nos ayuden, pero con el detector de la doble moral y de las propias frustraciones de quienes nos dan consejos "por nuestro bien". Siempre me he quedado con ganas de responder algo así:
"Gracias, pero soy consciente de lo que hago con mi vida. Te lo digo porque me quiero".
En menos de un tweet: si quieres escuchar cosas bonitas, empieza a decírtelas tú mismo.