Me he dado cuenta de que la vida es más fácil cuando dejas que tu subconsciente mande seguir haciendo las cosas como hasta ahora. Las rutinas son muy útiles para muchas cosas: imagina que cada mañana tuvieras que aprender a vestirte, a asearte, a preparare el desayuno... no nos quedaría tiempo para nada más.
Sin embargo, tomar la decisión de eliminar una rutina es complicado porque es lo que al cuerpo "le sale". Por ejemplo, yo tuve durante mucho tiempo la manía de pellizcarme el estómago para evaluar el nivel de grasa que hay por ahí. Es un acto reflejo que me cuesta no hacer, siempre hay esa voz en mi cabeza: "hazlo, hazlo, hazlo...." ¿por qué?
Tu mente siempre va a preferir seguir con lo que siempre ha hecho aunque tu yo consciente sepa que no le conviene. Eso es porque se percibe más claramente la incomodidad de hacer algo diferente que el dolor de lo que estás haciendo.
No necesitamos crear una rutina de "seguridad" cuando confiamos en nosotros, en esa verdadera seguridad de saber que pase lo que pase, tenemos las herramientas para solucionarlo.
La seguridad que reside en uno mismo implica estar bien con nosotros mismos. Buscarla en otro lugar implica huir de la felicidad verdadera que merecemos.