He tenido unas semanas bastante complicas, con horarios casi inhumanos. Pero hay algo que he aprendido de no comer un bocadillo de pavo de pan de molde mientras me muevo, con prisa, de un sitio a otro: sentarse a comer algo delicioso es una experiencia exquisita; sin embargo, el no poder disfrutar de ello no me da derecho a sentarme cuando llegue en mi casa y comer de más porque "he tenido un día muy duro y me lo merezco".
Sentarse a comer algo delicioso es una experiencia exquisita; sin embargo, el no poder disfrutar de ello no me da derecho a sentarme cuando llegue en mi casa y comer de más porque "he tenido un día muy duro y me lo merezco"